Acceso permitido
a cualquier puerta de mi mente, y si no haces ruido, hasta a la pequeña de la
izquierda, que es lo más parecido a un pasaje a punto para ser descubierto,
sólo porque es la única que lleva directamente al corazón. No olvides encender
todas las luces, no quisiera que te golpearas con tanto barullo en el suelo.
Atmósfera casi inerte, te costará respirar sino llevas aire de repuesto. Puedes
tocar casi todo, siempre y cuando lo vuelvas a dejar en su sitio, y si no lo
recuerdas no pasa nada, paso de vez en cuando a intentar organizarlo, aunque se
me acumula la faena. Juraría que por algún sitio hay un mapa, o algo parecido,
creo que lo apunté todo en notas. Apunté dónde iba cada cosa un día que me
sentí tan radiante que no soporté estar en desorden. Desde entonces no me he
dignado a ir, han habido terremotos, lo noté desde aquí, noté como cada
recuerdo se interponía al anterior sin un orden lógico. Y si encuentras cosas
rotas, que ni se te pase por la cabeza que siempre han estado así, han sido
otros que han logrado pasar el acceso restringido, vándalos de una noche que
sólo querían divertirse un rato a costa de mis sentimientos. Nada valioso, pero
sí con un valor especial para mí. Eso sí lo más importante está en la caja
fuerte, que tan tonta no soy, dudo que alguna vez puedas verlo, ni yo misma
recuerdo la clave, y es mejor así. En las vitrinas están las canciones, una a
una ordenadas por orden alfabético al revés, si te gusta mucho alguna
llévatela. No te asombres por todos los frascos de lágrimas guardadas, no
acostumbro llorar, y siempre es bueno tenerlas ahí, no vaya a ser que algún día
el corazón se llene de polvo, siempre puedo lavarlo. En las esquinas
encontrarás el libro de todas mis sonrisas, quizá te aburras de leer, hay
muchísimas. Del otro lado el de las veces que me han decepcionado, pero ese
tiene una tapa muy fea, no creo ni que te fijes. Las visitas no guiadas no
suelen quedarse mucho rato, a los pocos minutos se giran y se van, y claro
nunca me he atrevido a preguntarlo. Eso sí, ni se te ocurra llevarte algún
escrito, ni pararte a leer mis memorias, con el tiempo quizá te las deje.
Cuando salgas no olvides escribir a mi lógica como crees que debería ordenar
las cosas, envíalo como importante, quizá te haga un poco de caso. Antes de
cerrar la puerta principal, mira la moqueta de bienvenido, debajo está la llave
para que superes cualquiera de las barreras de mi cuerpo. Y si crees que
empezando al revés ahorraríamos tiempo, no te creas, lo notaríamos al final.
No hay comentarios:
Publicar un comentario