lunes, 25 de octubre de 2010

Me gusta viajar. Sobre todo en tren. Si. Me encanta viajar en tren.
Últimamente viajo mucho y me toca hacerlo sola. Al principio me asustaba. Me daba miedo. Pero ahora creo que lo necesito. Necesito viajar y hacerlo sola. Lo necesito porque me regala tiempo; un tiempo precioso para pensar en mí. Nunca antes lo había hecho, eso de pensar en mí, digo. Y creo que ya va siendo hora. Siempre, creo que, la mayor parte de mi vida, me la he pasado pensando en los demás, ayudando a los demás, escuchando sus problemas. Porque así, de esta manera conseguia evadirme de los míos. Me gusta hacerlo, por eso estudio lo que estudio, pero me he dado cuenta de que todo eso era una simple excusa para poder vivir.
Para olvidar que, por un momento, ni tú ni ella ni él estáis aquí. Para olvidar que, mi infancia nunca fue de rosa. Para olvidar que, eso te persigue a ti, que eres una de las sonrisas más importantes de mi vida. Para olvidar que, a ti, mi otro yo, te pueden la mayoría de las cosas insignificantes y yo, mi propio yo, no he estado ahí. Para olvidarme que, nunca te he abrazado porque no puedo mirarte a los ojos y no verle a él, a él, que me arrebató, nos arrebató nuestra sonrisa, una parte de nuestro corazón. ¿Acaso lo sabías? ¿Sabías que con 9 años el corazón es más pequeño y tu conseguiste arrancarme más de la mitad de él? ¿Lo sabías?
Ahora vivo para curarlo. Para ponerle tiritas que sólo aguantan unos meses, tiritas de sonrisas y de abrazos con besos. Tiritas que tengo que aprovechar de día, porque por las noches, gotitas saladas las despegan en la oscuridad.
Para olvidar que aunque hay cosas muy malas en el mundo, yo he vivido unas pocas y que esas pocas las he tenido que superar sola. Para olvidar todo eso. Porque eso, todo eso me conseguía deshacer por dentro. Y yo no podía ser un deshecho viviente, no. Ni podía ni puedo. Creo que valgo algo más que eso. Creo que soy algo más que unas cenizas.
No estáis, pero no porque no queráis estar. Y eso me alegra. Me alegra que no os hayáis ido porque lo habéis decidido, sino porque tiene que ser así.
Hay gente que se va, voluntariamente. Ha habido mucha gente así en mi vida. Mucha gente que ha pasado de largo. Mucha gente si, porque eso no son personas, que se subieron al vagón 4 cuando yo siempre viajo en el 2.
Hoy, sin embargo, estoy en el vagón 3. Parece que las cosas cambian. Afortunadamente, yo no. Por mucho que aquel lo diga o aquella, o el de más allá. Joder, pero qué más da lo que esa gente piense. Qué coño más da. Creo que estoy encontrando un equilibrio, ¿sabes? El equilibrio de mi vida y la estabilidad de mi corazón. Es cierto que, hay muchos baches, muchas idas y venidas que hacen que por momentos no tenga un color rojo puro. Pero es necesario. Pienso, al menos, que lo es.

3 comentarios:

  1. ¿Lo has escrito tu? Me encanta!
    Tu manera de razonar, escribir..
    :)

    ResponderEliminar
  2. a mi elefante le gusta viajar en tren los domingos por la mañana. el resto de los días le da susto porque va muy rápido.


    (te dejo un pez
    azul. cuídalo bien)

    ResponderEliminar
  3. Me gusta mucho Martita!
    Bonito eso que encuentres el equilibrio, que el puto bordillo de la vida aveces nos juega malas pasadas..
    MELOCOTÓN!

    ResponderEliminar