miércoles, 30 de diciembre de 2009

Cautivo estuve como de nadie yo de ti, y así te amé, sabiendo que el amor es una herida, y que hay que permitir que sangre. Y sin embargo, ahora no puedo, me puede la urgencia de saturar este desgarrón por el que te amputaste de mí, me va la vida en ello: se me va la vida en la necesidad de saber cuándo comenzamos el juego de las mutilaciones, y a pedirnos a gritos lo imposible.

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