lunes, 4 de enero de 2010

.

Nunca fui el antónimo de rota: entera, como la leche. Ni siquiera semientera si es que eso existe... no tengo idea de gastronomía o, puede que sepa demasiado sobre eso, ya no lo sé... La verdad es que no he sabido nunca qué era porque nunca era yo, siempre había algo que me componía y me salvaba, una excusa más: Noviembre, Tenuidad, la niña magia o, la más valiente -que siempre fuiste tú y no yo- . Es triste, pero es así. Yo, la niña de la sonrisa permanente y los ojos brillantes que todo el mundo cree con inmenso carisma, pues, lo siento, señores. En realidad creo que lo único que se me da bien es eso, cagarla, vamos, en lo que a mi se refiere es el deporte nacional. Romper, romperme, qué más da, romperle el corazón.... romper, romper, romper. Odio no salir de donde quiera que esté pero, al menos, si vienes, odiaré no salir de donde coño esté pero contigo, porque ya no sé ni donde estoy, si aún me ahogo entre mierda varia o he pasado a ser un compuesto, por lo menos de negro y marfil sí, ¿no? y es que este dolor es anestesiante, anestesiante... joder ¡ya no puedo más! No puedo, no puedo, no puedo... Siempre, toda mi vida, he tenido miedo ¿sabes? y es horrible vivir con miedo, eh? Imagínate... no poder dormir con la luz apagada, no poder comprar sola en el supermercado, no poder vivir... En realidad los miedos es el anhelo de aquello que deseamos con todas nuestras fuerzas y, yo me muero por vivir ¡de verdad! pero duele tanto... no hablo de desamores, ni injusticias, ni decepciones. Hablo de eso que te carcome por dentro, que causa llantos desesperados y te arrebata toda respiración y todas tus ilusiones. Te maltrata y te vence hasta convertirte en lo más derrotado que pueda haber y acabas gritándole a tu conciencia como una loca: “¡Está bien! Tú ganas… joder, sí, tienes razón, soy una mierda… pero déjame en paz ya de una vez, por favor… ya no me quedan más fuerzas” y renuncias cobarde y estúpida a eso que nunca has tenido y siempre has querido: tu vida, aunque fuera absurda y sin sentido (que sólo se lo damos nosotros).
En fin, ya me he cansado de tirarme piedras por hoy. Si alguien quiere compartir su enfado con el mundo, alguna que otra lágrima y borderías desesperadas, estaré en la cama, esperando que alguien (de verdad), venga, de verdad, y deje que el abrazo que me dé lo diga todo. O nada… ya me da igual.

1 comentario:

  1. Sí, yo también por aquí, sí.
    Le pegamos fuego al mundo y nos tiramos nosotros después. Venga hmmm:)

    ResponderEliminar