viernes, 12 de junio de 2009


-¿Sabes? Nunca había visto una sonrisa como la tuya.
-¿Y qué se supone que tiene de especial?
-¿Quieres que te lo diga?
-Si no no te lo estaría preguntando.
-Que nunca se cansa. Es increíble Marta. Nunca dejas de sonreír. Te conocí, y lo primero que hiciste fue lanzarme una sonrisa. Fueron pasando los días, y seguías sonriendo (a mi lado). Y al despedirme de ti, en vez de mostrar tus sentimientos con alguna que otra lágrima. Me sonreíste. Siempre. Hay veces que no hacen falta las palabras, con una mirada, un beso, un abrazo podemos expresarlo todo. Tú lo haces con tus sonrisas.
Es lo mejor de ti (a parte de muchas mas cualidades).
-Psé.
-¿Psé?
-Sí. No es cierto. No estoy siempre sonriendo. También lloro. Y mucho además.
-Tienes que llorar para así poder valorar tus sonrisas, mi niña.
-Eres increíble.
-Che, che, che, para. Aquí estabamos hablando de ti.

No hay comentarios:

Publicar un comentario