sábado, 13 de junio de 2009



Cuando somos niños soñamos con cosas pequeñas, sencillas: un helado de fresa, una muñeca que llora y hace pis, o esa bicicleta que tiene el vecino del cuarto... Cuando nos hacemos mayores nuestros sueños cambian con nosotros y se vuelven complejos... igual que nosotros. Y de repente la muñeca de trapo se convierte en un vestido nuevo con el que cruzar un océano a 10.000 metros de altura para deslumbrar a tu marido en un viaje sorpresa... Pero los sueños se rompen en pedazos cuando se topan de frente con la realidad,porque la realidad a menudo es radicalmente distinta a como uno cree que es, las personas no siempre son lo que aparentan ser, ni las relaciones... y mucho menos los sueños. Y esa realidad es la que se encarga de poner a cada uno en su sitio, lo que uno cree que es negro puede ser blanco y lo que uno cree que es blanco probablemente sea de todos los colores del arcoiris. Uno sabe como empiezan las cosas... pero nunca sabe cómo van a terminar.

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