domingo, 2 de septiembre de 2012

Reminiscencia.


La velocidad con la que malgasto caminos. La rapidez con la que se esfuma la felicidad. Las despedidas que no llegaron a suceder. Los reencuentros que nunca sucederán. Mis ganas de que llueva y de no llevar paraguas en esta imaginaria ciudad.
No quiero verte, no me quieres y no quiero verte. Tampoco me mereces, ni te merezco, empatamos condiciones.

La velocidad con la que al pasar por los lugares que compartimos soy capaz de quererte. Mucho más, mucho más de lo que quisiera quererte. Porque te quiero. Y yo no quiero a cualquieras pero parece que ya eres otra de las personas entre la multitud. Ya no destacas. No sobresales.

La velocidad con la que mis ojos se aguaron. Ahora. Mañana. La velocidad con la que me brillaban los ojos al hablar de ti, ayer. La velocidad con la que todo sucede. La velocidad con la que no te echo de menos. Dicen que no se puede echar de menos a alguien que no merece ser recordado. Yo no te echo de menos a ti, echo de menos que no llegaras a ser lo que necesitaba que fueras.

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